Samoa・Blog

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Los olímpicos

All the Olympians; a thing never known again.
W.B. Yeats

A veces me gusta pensar
que puedo pararme una vez más
frente a mi vieja casa.
Sí. Acá está la inmensa puerta verde. 
Nunca estaba con llave 
y se abría empujándola un poco.
Tal cual. Se abrió. 
Ahora camino por el largo pasillo.
mientras me siguen, haciendo equilibrio por el 
/muro,
los gatos de nuestros vecinos. 
La segunda puerta es de metal
y detrás de ella se abre el patio, 
las macetas con sus plantas
y las altas piezas
donde se distribuían
el comedor y los dormitorios.

Sentada a la mesa, mi familia intacta
me espera para comer.

Mientras charlan y se sirven los platos, 
es obvio que decidieron pasar por alto
que ya tengo 40 años
y que desentono con estas ropas infantiles.
Yo tampoco les digo
que sé cómo van a terminar
algunos de ellos. 
Para qué envenenar el almuerzo.

Después, 
se desperdigan a la marchanta
hacia las piezas del fondo. 

Inquieto como siempre, 
a grandes zancadas, 
mi papá atraviesa el patio.
¡Tiene una gorra hecha con papel de diario!
¡Cómo me pude olvidar de eso!

Salgo a la calle, 
la remera de banlon me pica en el cuello
y los jeans con remiendos en las rodillas
se sienten estrechos. Ahí, esperándome, 
brillosos bajo el sol primaveral, están mis amigos. 
Cuando me ven, abren el círculo de su corazón
para que me pueda sumar. Sí, son ellos.
Bien protegidos
en las bajas temperaturas del inconsciente,
están exactamente como los dejé:
sobre la vereda de los setenta
ríen los olímpicos de Boedo;
algo que no se volvió a ver.

Poema incluido en Familias: la vuelta del salmón. © Lecturas Ediciones, 2015. Todos los derechos reservados.

Fotografía de Jack Sharp.