La máquina
Había una monja gorda
un par de nalgas
impresionantes
en el recreo
los niños se aglomeraban
para dedicarle
miradas furtivas
de pronto alguno gritaba
¡la máquina!
y de inmediato
el grupo se disolvía
como el humo culpable
en la pared del baño
mezclando vandalismo
con torpeza ortográfica
el apodo aparecía completo
«La máquina de aser caca».
__
Poema incluido en Tachuelas en el suelo © Editorial Arlekín, 2018. Todos los derechos reservados.
Ilustración de Betusto.