Un hombre me contó la historia de su vida

Vicente dijo: Quería ser un doctor. Yo quería ser un doctor con todo mi corazón.

Por eso me esforcé en aprender acerca de cada hueso, acerca de cada órgano del cuerpo. ¿Cómo se llama?, ¿cuál es su función?

En la escuela me dijeron: Se un ingeniero Vicente. Eso te va a servir. Te va bien en matemáticas.

Le dije a la escuela: Quiero ser doctor. Ya sé cómo funcionan los órganos. Cuando alguno no esté funcionando, sabré cómo hacer para que vuelva a funcionar.

La escuela dijo: Vicente, en verdad vas a ser un excelente ingeniero. En todas las pruebas vocacionales has demostrado que vas a ser un muy buen ingeniero. Y ninguna dice que vayas a ser un buen doctor.

Dije: Oh, pero en verdad quiero ser un doctor.

Casi lloré. Tenía diecisiete años.

Dije: Tal vez tienen razón. Tú eres el profesor. Tú eres el director. Sé que soy joven.

La escuela dijo: Y además te vas a unir al ejército.

Y entonces terminé trabajando como cocinero. Preparaba comida para dos mil hombres.

Aquí me ven ahora. Tengo un buen trabajo. Tres hijos. Esta es mi esposa Consuela. ¿Sabían que le salvé la vida?

Miren, ella sufrió. El doctor dijo: ¿Qué te sucede?, ¿estás cansada?, ¿has estado alrededor de mucha gente?, ¿cuántos hijos tienes? Descansa esta noche, mañana te tomaremos exámenes.

La mañana siguiente llamé al doctor. Le dije: Deben operarla inmediatamente. Lo he buscado en el libro. Sé de dónde proviene el dolor. Puedo detectar claramente cuál es el órgano que tiene problemas.

El doctor le tomó algunos exámenes. Dijo: Hay que operarla inmediatamente. Me dijo: Vicente, ¿cómo lo sabías?

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Traducción de ADO (Antonio Díaz Oliva).

Fotografía de Annie Spratt obtenida en Unsplash.